Crucero «Pasaje al Este» en el Costa Deliziosa. X

Domingo, 28.04.13

A las 8.00 h. llegó nuestro barco a la siguiente escala, Yalta (Ucrania), así que muy pronto hemos desayunado y nos hemos ido al punto de reunión de nuestra excursión organizada de hoy.

Yalta es una de las zonas de playa rusas más famosas, parecida a la costa azul francesa, con el clima templado y siendo una localidad de vacaciones. Nosotros pensamos que visitar esta ciudad no tenía demasiado interés, y por eso elegimos hacer una excursión de 8,30 h. para conocer Sebastopol.

Para tomar la carretera correspondiente, hemos tenido que atravesar Yalta y hemos podido ver como son sus calles, muy agradables para dar un paseo o sentarte en un café.

Durante el trayecto en el bus, la gente ha empezado a protestar ya que el sistema de refrigeración no funcionaba bien y salía un aire caliente  inaguantable, lo hemos puesto en conocimiento de nuestra guía Olga y de la acompañante de la Oficina de Excursiones del barco, una joven brasileña de nombre Adriana, para que buscaran una solución.

Los inicios de Sebastopol se remontan a Chersones, y por sus ruinas ha empezado una aventura que voy a describir.

Hemos entrado al recinto de las ruinas bastante «calentitos» por la temperatura del bus, pero al contacto con el aire ambiente nos ha hecho cambiar de humor, así que hemos empezado a escuchar las explicaciones de la guía, que reconozco que sabe mucha historia, pero carece del menor sentido de como organizar a un grupo de turistas.

La primera explicación ha sido para el teatro griego

después ha correspondido la vista del museo arqueológico y aquí ha empezado el primer desbarajuste; una persona ha preguntado por el servicio, ya teníamos un buen tiempo desde la salida de la excursión, pero ella no se ha brindado a informar donde estaban, el caso es que una vez indicado el lugar, ha habido una desbandada de gente y como la guía tiene la fea costumbre de no indicar nunca una hora de regreso ni de contar a las personas, cada uno ha utilizado el tiempo que ha querido, por lo que ha conducido a anular la visita del museo. Los comentarios sobre los servicios no puedo ponerlos aquí, pero baste decir que su estado era lamentable; tampoco ha habido un sitio donde poder comprar agua y eso que la visita era al aire libre. He aquí nuna fotografía que sacó mi hija

Recomponiéndose el grupo «por casualidad», hemos seguido visitando las ruinas; en el recinto hay una catedral ortodoxa y dado que era bonita, alguien preguntó ¿se puede visitar por dentro? , la respuesta de la guía es que no era posible, eso sí todos veíamos entrar mucha gente, allí era nuestro equivalente Domingo de Ramos. Alguien se empeñó en visitarla y el resultado es que de nuevo el grupo de disgregó y se tomó el tiempo que quiso para su visita, pero la verdad es que no merecía la pena. Un nuevo retraso en la excursión, pero en ese momento se nos comunicó que el conductor había podido arreglar el tema de la calefacción.

Salimos para incorporarnos al autocar y seguir la excursión, la siguiente sorpresa era que efectivamente la calefacción no salía, pero el aire frío tampoco,  así que después de haber estado el bus al sol un buen rato, el calor seguía siendo insoportable, volvimos a protestar a la guía pero no parecía que insistiera mucho a la agencia organizadora, pero nuestra auxiliar Adriana de la Oficina de Excursiones empezó a moverse y a hacer llamadas telefónicas para ver que se podía hacer.

A la salida del recinto de las ruinas, un importante tapón de tráfico nos retrasó más de  30 minutos la excursión; siento decir que me pareció que esta zona de Ucrania tiene que trabajar mucho si quiere que los turistas la sigan visitando.

Fuimos a ver la catedral de San Pedro y San Pablo

Entre unas cosas y otras, se había hecho la hora de comer y nos llevaron a un restaurante repleto de turistas y amenizado con folclore, la comida estaba pasable. Lo mejor fue el postre, ya que nada  más terminar de comer nos comunicaron que la agencia había mandado otro autocar y que nos esperaba a la puerta del restaurante, éste estaba situado en un entorno de la costa muy bonito.

El buen trabajo de Adriana había dado su fruto, a partir de ese momento no volvimos a pasar calor; le di las gracias personalmente, pero desde aquí se las vuelvo a dar.

Después de comer, fuimos a ver un museo muy original y sobre el que tenía un interés muy especial en visitar, tras haber leído cosas sobre él. Es un museo panorámico de los que hay muy pocos en el mundo, cuyos gigantescos cuadros ilustran los episodios más importantes de la batalla en defensa de la ciudad durante la guerra de Crimea.

La sala de exposiciones del museo es completamente redonda y las composiciones tienen dos planos uno horizontal con recreaciones a tamaño casi natural y otras verticales abovedadas que están pintadas, donde se unen los dos planos es difícil de saber. Oídas la explicaciones de un guía  del sitio, traducidas al español por nuestra guía, hemos tenido tiempo para sacar fotos y deleitarnos por nuestra cuenta de esta auténtica maravilla.

De nuevo nuestra guía, no había fijado una hora exacta para reunirnos, así que se volvió a perder tiempo para reunir al grupo.

Desde este punto, iniciamos el viaje de regreso de unos 90 minutos, pero como el aire acondicionado del nuevo autocar funcionaba bien, todo el mundo se quedó adormilado. Pasaba el tiempo y empezamos a pensar que no llegaríamos a tiempo de la salida del barco, ya que zarpaba a las 18:00 h, sabiendo que la hora límite de subida al barco eran las 17:30 h.

Cerca de Yalta paramos para ver el símbolo de la ciudad, un pequeño castillo que pasó de manos privadas a oficiales hace bastante poco, fruto de un regalo a su prometida de un aristócrata y que se denomina «Nido de golondrina».

Nos dieron 5 minutos para hacer fotografías, pero en el sitio había tiendas de regalos y dado que la guía no se tomó mucho interés, la parada se convirtió en más de 20 minutos, nuevo retraso que se acumulaba.

Seguimos por pequeñas carreteras, por donde había que circular despacio y así pudimos ver el famoso edificio donde se celebro la famosa conferencia entre Stalin, Churchill y Roosevelt en 1945, durante la Segunda Guerra Mundial.

Todo el mundo miraba el reloj y ya teníamos la certeza que no llegábamos a tiempo al barco, el camino era difícil y el tráfico hasta el puerto complicado.

Llegamos cerca de las seis de la tarde, todo el mundo en el barco menos nosotros, las escalas subidas menos una y todo a punto para zarpar. ¿Que habría pasado si la excursión no fuese de Costa?, la respuesta es muy sencilla, habríamos perdido el barco, por eso nunca he hecho ni haré una excursión que no sea de la naviera con la que viaje.

A las 19:30 h. vimos en el teatro un espectáculo de magia, música y baile, realmete bueno y entretenido.

Para variar, no fuimos a cenar al restaurante y subimos al bufet, donde todas las noches ofrecían como alternativa pizzas individuales de varios gustos, que estaba bastante buena.

El barco había iniciado un día completo de navegación con destino a Atenas.

La actuación de esta guía la puse por escrito en conocimiento de Costa.